Tiempo de lilas
Maribel Egido Carrasco
Para mí las lilas van inseparablemente unidas a mis recuerdos de la primera escuela a la que asistí. Era un colegio de monjas y al llegar el mes de mayo (el mes de María), la actividad de la tarde estaba ligada casi exclusivamente al acto religioso que conocíamos como “el ejercicio de las flores”.
Todas las niñas ocupábamos la capilla cuyo altar mayor estaba presidido por una imagen de una Virgen de dulces rasgos, ataviada con un manto azul y blanco y una corona de estrellas. Al rezo del rosario (que había que rezar devotamente), le seguía el ofrecimiento de ramos de flores por parte de unas cuantas niñas seleccionadas cada día. Aquellas flores casi siempre eran lilas.
Aquel delicioso olor se quedó en mi subconsciente infantil, y ahora siempre que lo huelo me transporta a aquellos felices años de mi niñez.
La lila es un arbusto de tamaño variable según la especie, y de cultivo poco exigente que se puede dar con facilidad en pequeños jardines. Sus perfumadas flores puede ser de diferentes colores, aunque mis preferidas son las que responden a su nombre: Lilas